Ven a la paz de los secanos,
corazón que te fuiste de esta aurora un día.
Están intactos, que tu pie los viera
en su último viaje.
Y sé habitante aquí, si es que se puede
volver a amar cuando una mano dijo adiós.
Si sólo como el árbol o el adobe
tan fiel, como la noria, estás sobre la tierra . Si eres tierra,
al invierno, eres barro, y como polvo
te persigues por lomas en otoño.
Oh, sí, volver al vientre de la madre, ámbito
azul del día,
y serse siempre así, como el instante
primero que te hizo.
Ven a la paz de los secanos,