Paseando por Zamora

Cuando suena el Merlú

XXXV PREMIO DE POESÍA CAFETÍN CROCHÉ

En San Lorenzo del Escorial, más concretamente en el Cafetín Croché, escenario incomparable, se entregaron los premios de poesía el pasado 25 de Octubre de 2019 en su trigésimaquinta edición, donde Octavio Uña Juarez como miembro del jurado hizo entrega de dichos premios.

Posteriormente, después del acto, el escritor hizo entrega de su nuevo libro homenaje a los dueños del ya nombrado Cafetín y se los dedicó, que por cierto se presentará el próximo día 12 de Noviembre en el Ateneo de Madrid a las 19:00h.

Ven a la paz de los secanos,

corazón que te fuiste de esta aurora un día.

Están intactos, que tu pie los viera

en su último viaje.

Y sé habitante aquí, si es que se puede

volver a amar cuando una mano dijo adiós.

Si sólo como el árbol o el adobe

tan fiel, como la noria, estás sobre la tierra . Si eres tierra,

al invierno, eres barro, y como polvo

te persigues por lomas en otoño.

Oh, sí, volver al vientre de la madre, ámbito

azul del día,

y serse siempre así, como el instante

primero que te hizo.

                                                           

SALMOS

(Para cantar en la Plaza Mayor de Tábara)

I

Como las aves, de paso

(León Felipe: gran dios

de helespontos y naufragios).

Como las aves, de paso.

No grave y sombríamente

como cuerpos funerarios.

Pasad como aire que vive

sin un grito los espacios.

Breves como alba que deja

la luz del día en lo alto.

No hagáis parada y mesón,

 que el hombre fue peregrino

sin retorno de Santiago.

Al remo, amigos, al remo.

Siempre como aves de paso.

... Y hasta los vientres del mar

yo con el Duero me marcho.  

Octavio Uña Juárez 

Que si las gracias fueran mil.

Si mil tu voz, si acometieras

este largo camino que te vence

nuevo y aurora.

Si por siete puertas la ciudad se anuncie, si llegaras

vivo y laurel, como un atleta

dios por Olimpia

(mas morirás, si eres).

Se alza el espacio: nadie

nombres sabrá, qué pájaros altivos

cubran de voz las alamedas.

Mas a seguro que los días brillen

crónica y orden, pueblen

esta página en blanco o gran milenio.

En cada surco el corazón se cae,
que es otoño la vida.
Un aliento de luz y un gran deseo
de amor los que nos salvan, 
                                                              ponen
contra las glebas soles, flor de acanto.
                                                              Mayo:
milagro de la miel, mas dios de un día.

De: Ciudad del ave (1984)